lunes, 25 de octubre de 2010

Hola, siguiendo con el tema del tabaco voy a compartir estos truquillos con vosotr@s, sería un éxito si sirviesen para que sólo un lector deje de fumar, así que ánimo.

Dejar de fumarTabaco y Embarazo

Dejar de fumar - 10 Trucos para dejar de fumar







Respire hondo y mentalícese

Quiere dejar de fumar, así que nada de tirar la cajetilla el primero de enero y encerrarse en el baño a fumar como un carretero dos días más tarde. Hay que meditar la decisión, saber a qué va a enfrentarse. Prepare una lista de los beneficios que obtendrá: ahorro, mejora de salud y de apariencia física (dejará atrás el mal aliento, los dientes amarillos, las arrugas)...

Hágase un diagnóstico previo


No es lo mismo fumar diez cigarrillos al día que dos cajetillas. Es importante cuantificar el grado de dependencia de la nicotina.

Pida apoyo cuando lo deje


Si va a dejar de fumar publíquelo en los anuncios por palabras... que se entere su portero, su panadero ¡y toda su familia y amigos! Pídales que le ayuden y que jamás le ofrezcan caer en la tentación. Que no le dé vergüenza. Muchas veces, los hombres son más reacios que las mujeres a la hora de pedir ayuda.

Medíquese durante unas semanas


En ocasiones hacen falta ayudas extra para dejar de fumar. Por ejemplo, pueden ser muy útiles los chicles o los parches de nicotina. Pero si únicamente fuma de 10 a 15 cigarrillos al día, no le resultará muy eficaz. En cualquier caso, y si lo suyo es grave, es posible que el médico le aconseje tomar pastillas de bupropión, un fármaco que le ayudará a no recaer. Hay personas reacias a recurrir a ansiolíticos, parches o chicles. A pesar de todo, se trata de una vía muy eficaz: el porcentaje de fumadores que se mantiene sin fumar a los seis meses es del 80% si recibe ayuda farmacológica, frente al 10% ó 15% de los que lo intentan sin tomar nada.

Déjese la piel en el gimnasio


Con dos veces a la semana durante 20 minutos es suficiente. Si lo suyo es el sillón-ball, camine al menos una hora diaria.

Utilice terapias alternativas


Si lo anterior no le va, pero tiene claro que quiere dejar de fumar, elija la acupuntura, la reflexología podal, los cristales en la frente... Pero no le saldrá barato: un tratamiento de auriculoterapia (simplemente se trata de masajes en las orejas) puede llegar a costar 300 euros. Con una sola sesión puede llegar a eliminarse la dependencia física del tabaco.

Utilice boquillas mentoladas


Pipas, chicles, caramelos... son eficaces para combatir el síndrome de abstinencia. Pero no baje la guardia: la sensación de necesidad de un cigarro puede llegar a durar más de seis meses.

Beba al menos ocho vasos de agua


Para eliminar más rápidamente la nicotina de su organismo, hacer desaparecer la sequedad de boca e hidratar el cuerpo. Así también evitará engordar, ya que la sensación de plenitud disminuye el apetito.

¡Cuidado con el alcohol!


Sobre todo el primer mes. Ya sabe por qué... con la copita, la tentación puede ser irresistible.

Tire lo que le recuerde al tabaco


Mecheros, cerillas... que no le queden ni para encender una vela. ¡Mucho ánimo!






Fuente:.dejaeltabaco.com

domingo, 17 de octubre de 2010

Llevo unas semanas sin fumar, quiero animaros a dejarlo.

Cómo nos atrapa el tabaco


Los motivos y las razones que nos llevan a fumar

Prender un cigarrillo, aspirar su humo y quemar hasta la última brizna de tabaco, apagar la colilla y, al rato, repetir. Cientos de veces, día tras día, la actitud cotidiana de millones de personas. ¿Por qué? ¿Qué razones son las que obedecen a esa costumbre, a ese hábito tan perjudicial y tan popular de fumar que se ha convertido en la epidemia sanitaria más importante del siglo XXI?

Todos tenemos algún motivo para fumar

Cuando a los fumadores se les pregunta por qué fuman, suelen dar respuestas muy diversas: "Fumo porque me gusta", "Se ha convertido en un hábito", "Me ayuda a aliviar el estrés", "Me permite concentrarme", "Hace mucho que fumo y no me hace daño", "Sé que es malo para la salud, pero no puedo dejarlo"... Pero ninguna explicación es suficiente por sí sola, y muchas de ellas ni siquiera responden a la realidad o no son generalizables al resto de fumadores. Sin embargo, vistas en su conjunto, resultan muy clarificadoras y permiten llegar a una comprensión real de la situación.
Por desgracia, nos hemos habituado a convivir con el tabaco desde muy pequeños. Los cigarrillos de chocolate que muchos hemos "fumado" o comprado alguna vez a nuestros niños son ya un sutil y temprano acercamiento hacia el tabaco.

Entender el hecho de fumar como un proceso vital

Fumar no es un acto que se base en una razón concreta. Es un proceso que abarca distintas fases. Y cada fase, cada etapa de este proceso, tiene "sus razones". Aunque todos estamos siempre "tentados" por el tabaco, esta atracción es mucho más fuerte para los fumadores, ya que con cada cigarrillo están creándose un nuevo motivo para seguir atrapados por el poder de seducción del tabaco. Y estas tentaciones se presentan de diversas formas y por distintas razones en cada una de las etapas de este proceso.

La influencia de la sociedad

El tabaco se nos da a conocer a todos muy pronto. A posibles fumadores y a futuros no fumadores. Directa, o indirectamente. Nuestro entorno es un mundo en el que el tabaco campa a sus anchas, lo encontramos en todas partes y asociado a las más diversas actividades humanas.
La publicidad nos lo muestra como un medio excelente para alcanzar el placer, la felicidad y la libertad. Y en nuestra sociedad, poco conocedora de sus riesgos para la salud, se utiliza como un medio para relacionarse con los demás, y como una herramienta "ideal" para desarrollar muchas actividades cotidianas.

¿Cuestión de familia o de carácter?

Pese a que algunos estudios han encontrado que la herencia genética puede tener que ver con el hecho de fumar, ni ésta ni otras causas (como la predisposición de las personas con un carácter extravertido o impulsivo) son determinantes.
Fumar es un complejo conjunto de conductas y actos provocados por múltiples y muy diversas causas. No puede verse desde una única óptica, y entenderse sólo con una razón concreta, sino que debe encararse desde la comprensión de un completo conjunto de razones.
Comprender de forma global las razones que llevan a iniciarse en el hábito de fumar y perpetuarlo nos ayudará a poder ejercer control sobre el tabaco, y posteriormente llegar a dejarlo.

El fumador en el diván

Los datos son elocuentes: a los fumadores cuya lactancia se mantuvo durante 8 meses les resulta más fácil abandonar el tabaco que a aquellos cuya lactancia fue más corta, por lo que teóricamente recibieron menos atención maternal durante la alimentación. Pero la idea freudiana de que fumar es una "actitud erótica" sólo es una más de las múltiples razones que pueden motivar el hecho de fumar.
Desconocer las repercusiones reales que el hábito de fumar tiene sobre la salud (o su poca valoración) es uno de los motivos para iniciarse y mantenerse en el consumo de tabaco.

El primer cigarrillo

Los recuerdos de los fumadores coinciden casi todos al respecto: la práctica totalidad se iniciaron en el consumo del tabaco durante la adolescencia. Algo que respaldan los estudios científicos: según la Organización Mundial de la Salud, más del 60% de los jóvenes han probado el tabaco a los 15 años y más de un tercio de todos ellos son fumadores activos antes de cumplir los 18.

La adolescencia

Al ser algo prohibido y reservado a los mayores, fumar es algo que, por imitación, permite acceder a un "privilegio" de los adultos. Además, al fumar, el "rebelde" adolescente se salta las normas de los adultos y se integra en su grupo de amigos. Por otra parte, el joven, que está en una etapa en la que está formando su personalidad, es muy vulnerable a todo aquello que le ofrece poder, aventura y libertad, ya que necesita reafirmarse y hacer suyos (y cuanto antes mejor) los valores y las conductas de que disfrutan los adultos.
Uno de cada tres jóvenes es fumador habitual antes de haber llegado a cumplir los 18 años.

El "glamour"

Y ¿quién ofrece al adolescente todos esos valores? La industria del tabaco, a través de la publicidad. Con sólo encender un cigarrillo nos transformamos en unos grandes seductores, somos "interesantes", galopamos a lomos de un caballo en pleno Cañón del Colorado o nos convertimos en la mujer más atractiva y liberada del mundo. Y todo transmitido a través de espectaculares imágenes y de jóvenes esbeltos, atléticos, saludables y divertidos, transgresores de normas y, sobre todo, libres.
Dos factores muy influyentes en el adolescente son el sentirse integrado en el grupo de amigos y la publicidad, que lo bombardea utilizando anuncios que asocian el fumar con grandes logros personales y con la sensación de libertad.

¿Cómo se llega a depender del tabaco?

Pero, además, hay toda una serie de "mitos" sobre el tabaco que hacen que el joven recién iniciado acabe fumando de forma habitual. Por un lado están la falsa convicción de que el tabaco tranquiliza, da confianza y controla el peso, así como el desconocer y dar poca importancia a los riesgos que fumar tiene para la salud. Por otra parte, está la tolerancia y complicidad de los familiares y amigos, y la facilidad con que el adolescente puede acceder al tabaco, ya que se lo ofrecen y se lo encuentra por todas partes, y además le resulta económicamente asequible obtenerlo.
Tras las primeras caladas se vencen los primeros síntomas de intoxicación (toses, ahogos, náuseas y mareos) y se aprende a "tragar" el humo sin que el cuerpo lo rechace. Y de fumar esporádicamente se empieza a fumar a diario. A medida que se aprende a hacer uso del tabaco, el número de cigarrillos va aumentando.
El cigarrillo va generando dependencia física y, como cualquier otra droga, cada vez permite mayor tolerancia a su consumo, mientras que una brusca disminución de la cantidad acostumbrada provoca el "mono". Y eso en un corto espacio de tiempo, que da paso a la etapa de adicción, en la que se alcanza la dependencia física.

Formas de dependencia

El consumo de tabaco es un proceso en el que se acaban mezclando varios tipos de dependencia: a la dependencia física motivada por la nicotina hay que añadirle otros tipos de dependencia también muy influyentes: psicológica, social, gestual...
Cada calada proporciorna una nueva asociación del tabaco con alguna de las situaciones de la vida diaria: un fumador de 15 cigarrillos diarios saca un cigarrillo del paqueft unas 100.000 veces al cabo de quince años, y da más de un millón de caladas. Todo ello genera en él una fuerte e importante dependencia gestual por el tabaco. Y, encima, todos sus utensilios (mecheros, ceniceros, paquetes de tabaco, etc.) son elementos que le unen aún más a su costumbre de fumar.
Por lo tanto, el fumador que decide dejar el tabaco no tendrá solamente que librarse de su dependencia de la nicotina, sino que deberá afrontar y romper con todas y cada una de las cadenas que le atan al tabaco, sin "bajar la guardia" en ningún momento tras haber "vencido" sólo alguna de ellas.

Comprar por Internet

En California (EE.UU.) una iniciativa llamada "Propuesta 10" consiguió a finales de 1998 que se aumentara en un 50% el precio de las cajetillas. Con esta medida, en sólo medio año se ha conseguido reducir el consumo en un 30%, pese a que, como contra estrategia, más de 20 tabaqueras con sede en otros estados americanos con impuestos más bajos sobre el tabaco empezaron a vender a los californianos su producto por correo a través de internet.

La nicotina

Una de las más de 4.000 sustancias tóxicas presentes en el humo del tabaco es la nicotina, una droga que tiene una alta capacidad adictiva. Cuando el fumador da una calada a su cigarrillo, una determinada cantidad de esta sustancia llega al cerebro en tan sólo siete segundos, y actúa sobre él facilitándole experimentar un incremento de sus sensaciones placenteras. Esta reacción fisiológica hará que el fumador desarrolle dependencia física por la nicotina, lo que le llevará a consumir más tabaco y además le "obligará" a seguir haciéndolo, ya que al poco de no fumar sufrirá reacciones como la ansiedad, el nerviosismo, la irritabilidad, etc., que constituyen los síntomas del "síndrome de abstinencia" que sobreviene a causa de la ausencia de nicotina.

Siempre un cigarrillo... para cada ocasión

Además, el cigarrillo acaba siendo indispensable para relacionarse y estar en sociedad, y es "decisivo" para tomar decisiones importantes o para controlar los estados de ánimo: si se está furioso, el cigarrillo tranquiliza; si se está aburrido, distrae; si triste, consuela; tras el éxito, recompensa, y tras el fracaso, alivia o castiga. Encima, aplaca el hambre, despierta por las mañanas, concentra en el trabajo o durante las horas de estudio, mejora la digestión tras las comidas... Sin olvidar, claro, el olor y sabor del tabaco, el disfrutar de "un buen mechero", y la seguridad y la calma que dan el llevar un paquete bien repleto, para todas las situaciones. En definitiva, un largo etcétera de usos que le otorgan la falsa etiqueta de resultar un fácil recurso para controlar cualquier situación, emocional o fisiológica.

Factores que llevan a empezar a fumar

  • Factores ambientales como la influencia de la publicidad, y la gran oferta, facilidad y accesibilidad económica del tabaco para los jóvenes.
  • Factores sociales como la influencia de la familia, los amigos y la aceptación social del tabaco, así como el desconocimiento de las consecuencias del hábito.
  • Factores personales, de tipo psicológico y relacionados especialmente con la formación del carácter y la personalidad durante la adolescencia.

Factores que causan la dependencia del tabaco

  • Factores farmacológicos, fundamentalmente la gran capacidad adictiva de la nicotina, que genera placer y cuya carencia origina el "mono".
  • Factores de costumbre y de creación de hábitos, relacionados con la utilidad que cada uno le da al cigarrillo, así como con las circunstancias que rodean el fumar.
  • Factores sensoriales y gestuales, como el "agradable" olor y el sabor del tabaco para los fumadores, y la repetición continua de gestos como las caladas y el sacar un cigarrillo en cualquier circunstancia y ocasión.